miércoles, 27 de abril de 2011

Remake. Grupo de Rescate

Bueno siento la tardanza, otra vez >.< pero mi curso se complica. Ya es la recta final :)


Antes de todo quiero apoyar a todas las personas que se encuentras estresadas como yo :) ánimo!!!



Pues aquí os dejo el capitulo 13. Un capitulo bastante divertido para sonreir :)






Las últimas campanadas de la catedral gótica situada en el centro de la ciudad oscura me indicaron que el atardecer estaba comenzando su crepúsculo. De nuevo con mi traje de tela negra y mis cabellos perfectamente peinados. Me habían citado justo en la plaza común de la ciudad junto a la estatua de los cuatro monarcas y donde los demonios de diferentes razas iban de un lado hacia el otro con total normalidad.

Había trascurrido apenas diez minutos desde la hora punta y mi anfitrión no se presentaba. Me estaba empezando a poner nervioso y lo que era peor me estaba empezando a enfadar. Si queríamos rescatar a los secuestrados de los renegados no podíamos derrochar el tiempo de esa manera.

Entonces la gente dejó de pasear y al fondo vislumbré una silueta femenina caminando hacia mí. El rozar de sus pantalones de cuero complementaba el sonido de sus botas toscas caminando sobre el camino de piedra. Según su cuerpo se iba alejando de la oscuridad y se iba acercando a los orbes de luz que iluminaban nuestras calles comencé a distinguir más detalles de ella. Cabello de color cobrizo amarrado en forma de una coleta la cual domaba a la perfección sus rizos.

Sus brazos más morenos que los míos asomaban a través de una camiseta de cuero y con tirantes que le proporcionaba a la misteriosa dama un escote digno de admiración. Pero fueron aquellos pequeños cuernos situados en su frente los que me resultaron verdaderamente familiares.

-Hola Ian-dijo ella con una sonrisa mientras estiraba su brazo-Soy Emily,… creo que ya nos conocemos.

Agarré su mano y cuando estaba dispuesto a agitarla con suavidad sentí como un ardor recorría todo mi cuerpo lo que provocó que mis labios soltaran un quejido. Su piel estaba caliente, superaba mi temperatura corporal y eso provocaba que mi piel casi ardiera ante tal contacto.

-Lo siento-dijo-Los demonios ígneos solemos estar demasiado calientes-reí captando el doble sentido que le había dado a su comentario-Respecto a lo de ayer,… me gustaría que nuestros actuales compañeros no supieran de mi descontrol con las llamas.

-No te preocupes-sonreí-Ya casi se me había olvidado.

Comenzó a caminar a un paso bastante ligero a través de las calles. Pasamos por diferentes distritos y cuando me cercioré de que Emily miraba sin parar el número de las casas de aquel barrio en el que nos encontrábamos no pude reprimir las ganas de preguntar.

-¿Qué buscamos?

-A nuestro guía-dijo-A nuestro grupo de rescate se nos ha asignado un guía, alguien que consiguió obtener la información del camino que los renegados habían tomado.

Entonces se detuvo frente a la mansión más lujosa de todas. Con más de cinco plantas y repleta de grandes ventanales con cristales púrpuras. Cerró su puño y suavemente golpeó la puerta. Antes de que pudiéramos darnos cuenta una mujer vestida tan solo con un mandil nos daba la bienvenida con una hermosa sonrisa.

-¿Hola?-susurré observando como aquella demonio lucía su trasero desnudo sin importarle quien lo viera.

Emily contrajo su rostro con rareza mientras observaba como aquella mujer nos conducía a través de los pasillos de aquella hermosa mansión. Mi mente comenzó a preguntarse ¿dónde estábamos? ¿Qué tenía que ver esto con la misión de rescate?

-Es la siguiente puerta-dijo-Por favor pasen sin llamar, al señor no le gusta hacer espera a nadie.

Y se fue, riendo como si todo aquello se tratara de una broma. Quizá ahora saldría mi madre con una gran sonrisa y me diera un ramo de flores por haber superado aquella prueba. A lo mejor Maca no estaba secuestrada y esto era la recompensa por haber conseguido el musgo de gólem.

Mi compañera abrió la puerta al mismo tiempo que sus ojos descubrían la guinda del pastel y su respiración se agitaba hasta llegar a un punto de hiperventilación demoníaca. Entonces yo descubrí la causa del por qué.

Aquel salón estaba repleto de gente. Mujeres desnudas que corrían de un lado hacia el otro como si estuvieran jugando a algún extraño juego infantil. Otras se rebozaban en el suelo aplastando sus pechos firmes los unos contra los otros como si estuvieran poniendo en práctica la potencia de estos. Algunas acercaban sus traseros a las llamas de la chimenea para ver quién era la que más aguantaba el calor.
Pero para mi asombro un muchacho se mantenía tumbado en todo su esplendor sobre un sillón. Su cabello moreno se repartían tanto por su cabeza en cuya frente se podían ver dos cuernos de mediano tamaño incurvados hacia arriba, como por sus racionados pectorales musculados. El sudor que recorría su cuerpo lo hacía más apuesto de lo que era y el único instrumento masculino que había en toda la sala se mostraba agotado.

Mis ojos se tornaron rojos mientras mi cuerpo palpitaba ante la sola idea de estar sobre él al igual que las dos mujeres que se divertían desnudas acariciando cada extremo de su cuerpo o incluso la que parecía más amargada que se encargaba de masajear su espalda.

-Tiene visita mi señor-dijo la mujer más atenta provocando que todas las damas se coloran de forma singular alrededor de él como si se tratara de su rey.

-¡Bienvenidos!-saludó él pero nadie le respondió.

Yo estaba inmóvil clavando mis uñas en el marco de la puerta mientras mis labios babeaban algo más que saliva. Emily estaba sentada en el suelo recobrando la respiración mientras su nariz sangraba y no por un exceso de poder.

Y con el rugido de mi estómago se desató mi bestia interior. Proporcioné un salto que dejó atrás a todas aquellas damas para caer sobre él. Su rostro se contrajo asustado mientras aquellas mujeres corrían de un lado hacia el otro, presas por el pánico. Creo que una de ellas intentó apartarme de su amante pero mi cola la golpeó casi mandándola a la chimenea.

Mis labios no pudieron evitar saborear los de aquel anfitrión. Pero cuando quise darme cuenta no era un hombre desnudo y apuesto lo que besaba si no una demonio obesa con no más que cuatro pechos que amenazaban con asfixiarme. Entonces comencé a chillar y sin poder respirar perdí la consciencia sobre aquella gran mujer.

-¿Ian?-escuché mientras abría los ojos y comenzaba a verlo todo con borrosidad-¿Ian?

Mi compañera comenzó a aparecer sobre mí, el calor que me trasmitía al estar tan cerca provocó que comenzara a sudar. Entonces vino a mi mente la imagen de aquella mujer asfixiándome con sus grandes pechos y me incorporé de un salto. Golpeándome en la frente con los cuernos de mi compañera.
-Parece que has despertado-dijo una voz masculina-¿Estás bien?

-Me… me duele el brazo-dije quejándome de un leve pinchazo.

-Eso es porque te ha introducido alimento en el cuerpo-explicó Emily mientras comprobaba que sus cuernos estaban en perfecto estado-Así no volverás a atacar como un descosido.

-Me llamo Syniel-dijo él mientras estiraba su brazo. Ya no estaba desnudo, ni siquiera estaban ninguna de sus amantes en el salón. El conjunto negro que llevaba indicaba que nos iba a acompañar en este viaje.

-Soy Ian-le saludé-¿Qué me ha pasado?

-Es un demonio de los espejismos-explicó Emily de nuevo-Te introdujo en una de sus ilusiones para que no… ¿le violaras?

-Algo así-respondí.

-¿Nos vamos?

Las mujeres no eran ilusiones si nos e trataban de sus sirvientas pues todas ellas se despidieron de nosotros cuando salimos por la puerta incluso esperaron a que desapareciéramos en la lejanía lanzándonos besos y deseándonos lo mejor en nuestra misión.

Frente a las grandes puertas nos esperaban dos individuos. Una muchacha de largos cabellos rojos y lisos. Y un muchacho de cabello blanco y vestido con una extraña túnica negra apoyado en lo que parecía un bastón de metal con extraños tocados en su extremo. Ambos cargaban con dos grandes mochilas de viaje.

-Edgar-los nombró Emily-Adriane. Es hora de irse.

-Habéis tardado demasiado-protestó él muchacho.

-Ha sido por mi culpa-se disculpó Syniel protegiéndome-Lo olvidé por completo.

-Buenas noches-saludé con una sonrisa mientras salíamos de la ciudad.

-¡Tengo ganas de que empiece la fiesta!-aclamó Adriane.

Caminamos a través de un camino que rodeaba la ciudad hasta lo que parecía ser una playa nocturna. No nos costó llevarnos bien salvo por el muchacho el cual apenas hablaba.

-¿Por qué lo hiciste?-le susurré a nuestro guía.

-Si no hubieras visto aquella imagen no hubieras actuado así-sonrió.

-¿Cómo lo sabes?

-Se te ve un buen chico.

-¿Quieres que ponga a prueba tus palabras?-torné mi voz sensualmente amenazante.

Entonces sentí como alguien me llamaba desde atrás con suaves golpecillos en el hombro. Cuando me giré con total normalidad esperando ver a Emily o incluso a Adriane queriéndome preguntar algo pude ver a una mujer de más estatura que yo con cuatro pechos desnudos esperando que yo me introdujera entre sus abundantes grasas.

-¡Aaaaaaaaaaaah!-grité mientras me adelantaba a ellos perseguido por aquel mazacote de grasas.




Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

No hay comentarios:

Publicar un comentario