viernes, 23 de marzo de 2012

Noche de Brujas

Anoche desperté interrumpiendo un maravilloso sueño y me vi obligado a subir la persiana. La niebla se había levantado tan densa que apenas podía observar la casa del vecino situada a escasos metros. Una distancia que si me propusiera podría alcanzar caminando por el mármol que decora mi ventana y llegando con agilidad hasta la pared. Pero la casa ya no estaba. La niebla la había devorado y ahora mi familia y yo estábamos presos de la soledad. Ellos no lo sabían, ni siquiera se molestaban en regresar de los sueños y acudir en mi ayuda, seguían durmiendo.

Lo extraño de la situación no era no poder ver la casa de mi vecino, no poder observar el paisaje urbano que me rodea cada día, si no el simple hecho de que a pesar de la espesura de la niebla una luna tan roja como la sangre me sonreía en la lejanía.

Entonces empecé a escuchar risotadas. Carcajadas de todos los tipos: masculinas, femeninas, graves, agudas, divertidas y aterradoras. Pude haber gritado, pude haber despertado a toda la cosa únicamente por temor a recibir algún tipo de daño, a ser asesinado.

La gran parte de la humanidad se preocupa solo de una cosa, de no morir. De llegar sano y salvo a fin de mes para poder mantenerse con vida un mes más. Pero yo no soy como la gran parte de la humanidad, y quizá por eso me tachen de raro. Que sea diferente a ellos no quiere decir que sea una rareza. En aquel preciso momento podía haber corrido como hubieran hecho ellos, podía haber gritado aterrado, haber cogido el teléfono y haber llamado a emergencias ¿Para qué? Aquel era mi espectáculo, era una melodía hecha únicamente para mí.

Ahora no solo escuchaba las risas si no que comenzaba a ver como siluetas danzaban desnudas de un lado a otro en la noche. La niebla había desaparecido y la luna seguía sangrienta iluminando cada retazo de la noche. Pero ¿eran escobas lo que tenían entre las piernas?

Desde niño me habían dicho que las brujas eran las malas de los cuentos, que al igual que las hadas no existían y que únicamente había brujas y no brujos. Ahora comprendí que de niño estuvieron ocultándome la verdad tras una manta de seda. Me contaban mentiras, y ahora sabía la verdad. Uno de los individuos voladores se acercó y me prestó su mano para montar junto a él en la escoba y juntos volamos por el cielo.

Algunos niños corrían de un lado a otro mientras nosotros los cogíamos y los echábamos a un caldero hirviendo, aquella noche ya teníamos cena, aquella noche podía ver la hermosa realidad, yo también era uno de ellos, yo también era un brujo.

3 comentarios:

  1. Por mi canonizado Ra! Esta entrada es la mejor que he leído en mucho tiempo... Llevo varios días hablando sobre la brujería y me sorprende lo que me gusta este mundo.
    Creo haberte influido en esto, corrígeme si me equivoco.
    Bueno, será mejor que me deje de tanta verborrea y acuda al grano: me encanta el estilo que me ha transmitido me siento muy identificado con el "protagonista" y me encantan las últimas líneas... la cena está servida^^

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    1. Déjame decirte estimado Señor Löwe que el mundo de la brujería lleva mucho tiempo en mi vida, más de lo que jamás podría imaginar. Cuentos de la abuela, relatos que se acercan mucho a la realidad,... desde pequeño (que esto sirva como aportación personal a todos aquellos que me siguen) siempre me gustó tener algo diferente (y lo tenía solo que un niño no sabe apreciar esas pequeñas cosas) y siempre tuve un libro al lado, un libro que contaba secretos sobre el exoterismo, las brujas "buenas", las brujas "malas", el diablo, los ritos satánicos, el devoramiento de la carne de niño para perservar la inmortalidad,...

      Son tantas cosas!!! :)

      [¿Quizá tengamos algo en común, algo que hace de esta relación algo mágico?]

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  2. Devoramiento??
    Pues me alegro que tengamos algo en común: wingardium leviosa!!! jajaja, (aunque mola mucho más asasa tyara!)

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