lunes, 7 de marzo de 2011

Remake. Preso de mi propia pesadilla (part B)

Sé que ha sido dura la espera. Sé que lo habeis pasado mal, que os habeis comido la cabeza. Pero creerme seguidores mios, que la oscuridad siempre tiene su recompensa. Ahora tranquilizar vuestras mentes con la guinda del paste.

( snifff.... sniff.... Y.Y no os dejo con más intriga.... por el momento)




De nuevo se escuchó un fuerte alarido, un grito de una mujer que me obligó a taparme los oídos. Aquella demonio también hizo lo mismo se agachó y se cubrió con sus dos grandes alas las cuales había hecho desaparecer para poder cruzar la puerta.

Conseguí abrir los ojos para ver como la enfermera que me había atendido durante toda mi instancia en aquel infierno se acercaba gritando sin parar con unos ojos tan rojos como la luna que me miraba desde el agujero de mi antigua habitación.

Cada vez que se acercaba el dolor de mis oídos eran mucho más fuerte. Insoportable, un dolor que me daría la muerte si nadie conseguía acallarla. Y como si hubiera sido una respuesta a mis plegarias la mujer fue abatida por un lobo negro de gran tamaño. Me sacaba casi dos cabezas y ahora devoraba a una mujer vestida de enfermera con largos cabellos blancos.

-¿Estás bien?-preguntó la demonio que me había sacado de mi celda mientras sus alas desaparecían tras introducirse en su espalda y observaba como unas gotas de sangre emergían de los oídos de aquel lobo.

-He estado mejor-dijo el animal retomando la forma humana.

Se trataba de un hombre de media melena, con un torso muy parecido al de esos luchadores de la televisión. Un bello color azabache se repartía por sus pectorales mientras su cuerpo desnudo aparentemente humano no parecía avergonzarse, ni siquiera la demonio se ruborizaba al verlo.

-¡Ey Ian!-me saludó con su brazo musculoso y con una agradable sonrisa en su cara-¿Cómo estás?

-Sigue en trance-respondió la demonio mientras avanzábamos a través del pasillo que ahora giraba a la derecha.

-Te prometí que te salvaría-dijo él-Y lo voy a hacer.

-¿Salvarme de qué?-susurré pero el hombre me miró como si me hubiera escuchado, y si lo hizo ignoró mi pregunta.

-¿Qué ves?-preguntó el hombre de ojos rojos cuando la demonio se detuvo y un viento nos rodeaba para dirigirse a las escaleras. Lo supe porque la puerta se abrió de par en par como si hubiera corriente.

-Nos va a tocar correr-dijo ella-Son demasiados.

-Muy bien cachorrito-dijo él mientras me cogía entre sus brazos desnudos-Cúbreme las espaldas-bromeó.

Y en unos instantes me encontraba descendiendo por el hueco de las escaleras a gran velocidad mientras una cantidad incontable de enfermeras, médicos y probablemente pacientes salían a la escalera para intentar atacarnos.

El hombre aterrizó sin inmutarse y con un golpe de su hombro la puerta de acceso al hospital psiquiátrico salió disparada golpeando a dos de nuestros posibles atacantes.

Giré mi cabeza para observar que pasaba como aquellos dos enfermeros pero cuando quise darme cuenta ya no estaban. En su lugar se acercaban dos siluetas fantasmagóricas a una velocidad trepidante, una velocidad que nos alcanzaría.

-¡Detrás de ti!-grité sintiendo aquellas presencias pisándonos los talones.

-¿Puedes verlos?-dijo él sin darse la vuelta girando a la izquierda en el pasillo y corriendo durante una milésima de segundo por la pared al ser la curva demasiado cerrada-¿Aun estando en trance?

No entendí nada tan solo me limité a observar como aquellas criaturas atravesaban la pared y accidentalmente salían fuera del edificio. Entonces el hombre se detuvo, ahora se encontraba en lo que parecía una sala de espera, estaba rodeado por una muchedumbre de personas babeantes que aclamaban su muerte.

-Carroñeros-comentó él mientras mis ojos ahora veían una serie de criaturas con apariencia humana pero con grandes pares de dientes, ojos rojos y un cuerpo repleto de partes en las cuales casi trasparentaban sus huesos.

Me dejó en el suelo y extendió sus brazos mientras estos se cubrían de pelo negro y sus manos se convertían en garras. Todo pasó a gran velocidad, primero consiguió eliminar a una cantidad más que suficiente de ellos pero lo que yo no sabía era que detrás de estos había más y ahora el hombre se encontraba tumbado en el suelo inmovilizado por una docena.

-Parece que la presa acude a su cazador-dijo uno de ellos mientras se acercaba a mí.

Entonces su brazos fueron a agarrarme, unas manos esqueléticas y roñosas con unos dedos que casi parecían estar a punto de romperse. En la palma de sus manos podía observar como una boca repleta de dientes babeaba queriendo devorarme.

-¡Mierda!-gritó él cuando mi brazo lo agarró.

Tuve la soberbia de bostezar y palmear con mi otra mano sobre mi boca. Cuando observé cómo sus ojos rojos me miraban pude ver dos destellos carmesís provenientes de mi rostro.
Entonces escuché una voz en mi cabeza, una voz que me repetía una y otra vez que despertara. Una sedosa voz que me decía que era el sueño de un demonio en trance, el sueño de la vida humana que él siempre había querido.

Ya no era un humano que soñaba con demonios. Si no un demonio que soñaba con humanos.



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