lunes, 22 de marzo de 2010

Contratiempo

-Un momento-dijo Ailyn mientras giraba su cabeza a la derecha para observar una puerta que se ocultaba en la pared.

-¿Qué ocurre?-preguntó el vampiro.

La muchacha se acercó a ella, sus manos giraron el pomo mientras en la oscuridad se pudo ver como unas escaleras descendían a las profundidades del internado. Los muchachos comenzaron a descender a través de los peldaños que mostraban inseguridad.

-¿Qué es esto?-preguntó Jake mientras sus ojos rojos centelleaban en la oscuridad demostrando que no había barreras para su mirada.

-¿Qué?-dijo la bruja sin poder ver lo que a su compañero le llamaba la atención. Sus labios comenzaron a conjurar al mismo tiempo que de sus manos emergía un resplandor blanquecino que tomaba forma de esfera luminosa que se elevaba en el aire para alumbrarlo todo-Joder,…-

Aquellos pares de ojos permanecían absortos observando aquella habitación repleta de hilos que la surcaban de pared en pared con decenas de fotografías colgadas de ellos. En ellas se inmortalizaba imágenes de criaturas de todo tipo, de las razas de la ciudad oscura y lo que más les llamó la atención criaturas que ellos mismo habían asesinado, cuerpos segundos antes de desaparecer.

-¡Hay que largarse de aquí!-chilló Ailyn mientras se giraba para ascender de nuevo las escaleras segundos antes de escuchar como la puerta se cerraba de golpe.

-¡Mierda!-gritó el vampiro que había subido las escaleras con una velocidad sobrehumana y que ahora no podía abrir la puerta-¿Y ahora?-

***
-Silencio-susurró Sam que se mantenía apoyado en aquella pared de ladrillo junto al íncubo.

-¿Quiénes son?-preguntó el muchacho mientras sus ojos violetas se fijaban en una procesión de siete criaturas cubiertas de cuero negro.

El demonio del tiempo suspiró al volver a oír a su aliado hablar. Sus ojos se fijaron en él mientras el encantamiento que su figura segregaba hizo que no pudiera apartar la mirada del íncubo y además, ahora su mente divagaba en como tenerlo cerca, más cerca.

-¿Hola?-ironizó Ian mientras se giraba para observar ¿Qué era lo que su compañero hacia para no responderle?. De repente aquellos labios demoníacos se juntaron con los del íncubo, su lengua no tardó en introducirse en su boca al mismo tiempo que el intercambio de saliva se hacia más que imaginario.

Los ojos del íncubo tornaron en normalidad mientras aquel beso hizo que sus idead volaran hacia la nada y que la confusión inundara la situación.

-Lo siento-dijo el íncubo sabiendo lo que había pasado-No me di cuenta de que si agudizo la vista puede haber efectos secundarios-

-Esto,…-dijo Sam el cual se ruborizaba y sus pómulos se coloreaban de rojo-No pasa nada-

Hubo un silencio sucumbido solo por las campanadas de la catedral mientras aquel desfile oscuro desaparecía a causa de la lejanía.

-Creo que son los siete generales-comentó el demonio del tiempo al cabo de unos minutos-Tienen que ser ellos-

-¡Vamos con los demás!-gritó Ian teniendo una noticia que pregonar-Además,… tengo la certeza de que les está pasando algo-

***
La muchacha surcó el aire mientras sus piernas se movían con velocidad proporcionando rápidas patadas. Su cabello desfilado se sacudió con sutileza justo en el mismo instante en el que el invocador de mareas trasformó su cuerpo en agua.

-¡Mierda!-maldijo Hina mientras extendía su katana y giraba sobre su misma para crear una cúpula de agua de tiempo detenido alrededor de ella-¡Orem!-

-¡Ya voy!-gritó el licántropo que introducía su espada por aquel agua y la trasformaba en arena que caía en el suelo-¡Ya está!-

Ambos muchachos saltaron victoriosos mientras el cuerpo del invocador aparecía en el suelo agotado.

-Me habéis sorprendido-dijo mientras intentaba levantarse pero el pie de la muchacha evitaba que lo hiciera.

-No pudimos destruir tu cuerpo humano pero ¿Qué pasa si atacábamos tu cuerpo acuático?-expuso sus teorías Orem mientras observaba como el hombre se trasformaba en un charco que se deslizaba con lentitud a través del pasillo.

-No te molestes-dijo Hina-Vas a morir de todos modos-

-Vale-se oyó la voz del hombre mientras este regresaba a su forma humana-Lo habéis conseguido pero juego con ventaja-

-¿Qué pretende?-susurró el licántropo mientras colocaba a “Coloso” a modo de defensa.

-Antes de morir los invocadores tenemos la capacidad de destruir-dijo de nuevo mientras su cuerpo comenzaba a brillar de un color cristalino a la vez que emitía una melodía armoniosa.

-¡Corre!-gritó Hina mientras emprendía una carrera en dirección a las escaleras generales del internado.

De repente aquel hombre se trasformó en agua, aquella cantidad de líquido comenzó a aumentar formando una gruesa lámina de agua que se mantenía inmóvil. Segundos después el pasillo se vio inundado en una hola en cuyo centro se podía apreciar el rostro de la criatura que esbozaba una sonrisa.

-¡Joder!-gritó Orem que envainaba su espadón y comenzaba su trasformación lupina sin detenerse ni un momento.

El agua cada vez estaba más cerca, si una de las gotas les tocaba entonces sus almas pasarían al mundo oscuro al instante pues ese era el poder más fuerte de los invocadores de mareas.

El licántropo ahora corría a cuatro patas e incluso había logrado adelantar a Hina pero aquella velocidad no era suficiente como para poder esquivar aquella ola de agua oscura. Sus fauces atraparon a su compañera una vez más, un impulso hizo que ella se pudiera subir a su lomo mientras las piernas del animal conseguían alejarle unos metros más del agua.

Poco a poco se podía observar como las escaleras aparecían en la oscuridad. Faltaba poco para llegar allí, después solo tendrían que descender hasta el final y conseguir salir del internado. Una silueta masculina sonrió desde el pequeño suelo que separaba las escaleras de descenso a las de ascenso. Los ojos de aquel nuevo enemigo casi salen de sus órbitas cuando descubrió aquella ola gigante. Rápidamente descendió las escaleras al mismo tiempo que bloqueaba el acceso a las escaleras con una pared de hielo.

-¡Mierda!-gritó Orem con su voz lupina mientras comenzaba a correr sobre la pared de su derecha para así esquivar un chorro que emergía del agua dispuesto a fulminarle.

Ahora sus uñas se clavaban sin esfuerzo sobre la pared mientras su compañera se agarraba con fuerza a su lomo. No tenían salida, había llegado el momento de su muerte, había llegado el momento de su ejecución por alta traición.

Sam apareció al final del pasillo. Su cuerpos e mantenía cubierto por un traje de cuero muy parecido al de ellos. El muchacho sonrió segundos antes de que Orem se abalanzara sobre él y este los tele trasportara a ambos a un lugar seguro instantes antes de ser consumidos por aquel agua demoníaca.

-¿Estáis bien?-preguntó Sam mientras su mano se deslizaba por la cintura de aquella demonio de cabello desfilado.

-Siempre a tiempo-respondió Orem regresando a su forma humana.

El aire los azotó de un lado hacia el otro. Los árboles se colocaban alrededor de aquella explanada colocaba en la parte trasera del internado. El demonio del tiempo los había llevado al patio de recreo pues así era como le llamaban los difuntos del lugar.

***


Aquella mano blanquecina mostró su palma mientras sus labios conjuraban un pequeño resquicio del poder de la destrucción. De repente la puerta salió despedida segundos antes de que la mano de Ailyn comenzara a segregar humo.

-¿Puedes sentirle?-preguntó Jake que extendía sus brazos para apuntar a ambos lados del pasillo con sus dos berettas, “Las prisioneras”.

-Sí-dijo ella mientras desenvainaba a “La poseída” y caminaba pegada a la pared en dirección a la curva que hacía el pasillo.

-Déjamelo a mí-susurró el vampiro mientras sus colmillos aparecían a través de sus labios-Nadie me encierra y espera salir vivo de esta-

Comenzaron a caminar con sigilo. La bruja se quedó atrás pues sus tacones soltaban pequeños golpecitos sobre aquel suelo de madera. El vampiro no hacía ruido, era como si no estuviera allí.

-¡Jake!-gritó Ailyn cuando sus ojos se percataron de una bola del tamaño de su palma que rebotaba en la pared. Aquella esfera metálica encendió uno de sus tres bombillas ambarinas.

La magia de la bruja provocó que el vampiro saliera despedido por los aires. Primero retrocedió sobre sus pasos, luego pasó desapercibido junto a ella y posteriormente acabó bajando por las escaleras hasta llegar al mismo sitio donde habían sido encerrados.

En pocos segundos aquella esfera de metal encendió sus otras dos luces y el mecanismo de explosión se inició con rapidez. Aquel pasillo se vio inmerso en una impactante luz solar que no dejaba de ser artificial pero con un parecido muy acertado al de los rayos del astro.

La bruja no tuvo apenas tiempo para taparse los ojos cuando el destello impactó en sus ojos y ahora comenzaba a experimentar como la neblina que veía iba desapareciendo.

Una mujer apareció al final del pasillo. Sus cabellos lisos y pelirrojos centelleaban en lo que ahora parecía una profunda oscuridad. Unos colmillos emergieron entre la comisura de aquellos labios cubiertos de carmín mientras aquel vestido de gala negro se deslizaba suavemente sobre su cuerpo.

De repente aquella mujer apareció frente a Ailyn, agarró su cuello y la levantó en el aire. El oxígeno dejó de entrar por el sistema respiratorio de la bruja mientras su mente comenzaba a apagarse.



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