martes, 9 de marzo de 2010

Dispuestos a todo

Una vez más despertaron en la habitación de las seis camas.

-¿Qué ha pasado?-preguntó Orem mientras se levantaba y sacudía su cabeza aun aturdido por el sueño.

-Nos debemos de haber desmayado-apuntó Ian mientras comprobaba que el viejo cuarto de Ariadna estaba vacío-¿Hola?-

-No te molestes-dijo Jake mientras le agarraba la cintura por la espalda y le susurraba al oído-Nadie te va a responder-

-¿Estás bien?-preguntó Emily mientras se sentaba al lado de la bruja que se mantenía atontada sobre la cama.

-Mejor que nunca-

No se sabe si fue coincidencia o no lo fue pero ambas parejas se embarcaron en una danza amorosa inaugurada por sus labios. También acabaron al mismo tiempo.

-¡Vamos!-gritó efusiva Hina mientras se apresuraba al salón.
En pocos minutos recorrieron la casa hasta llegar al salón. Allí se encontraban los cuatro sentados en el sofá observando las noticias nocturnas del día.

-Buenas noches-dijo Netheril cuando los vio.

-¿Qué nos ha ocurrido?-preguntó Ailyn mientras se acercaba a la otra bruja que le daba el pecho a su bebé.

-Se me olvidó decíroslo-dijo de nuevo el dueño de la casa mientras su hijo se abrazaba a la demonio de tormentas y decidían danzar sus labios en una misma melodía-Vuestras armas potencian vuestros dotes oscuros. Pero si abusáis de ellos consumen vuestras energías-explicó mientras los muchachos observaban sus armas oscuras. Orem esbozó una sonrisa al saber la solución de aquel problema que atormentaba su mente de estratega-Lo siento-

Las seis criaturas permanecieron casi boquiabiertas. Era la primera vez que aquel demonio del tiempo se disculpaba por sus actos de frialdad.

-Necesitamos explicaciones-dijo Orem mientras se acercaba a ellos y se sentaba en el suelo.

-Y es hora de que os las de-respondió Netheril-Hemos sido traicionados-

-Yo hablaré padre-dijo Sam mientras le prestaba su sitio a Hina-Haré que suene todo menos frívolo-

-Mi padre hizo un pacto con vuestros enemigos-comenzó-Estos sellaron su lengua de tal manera que si hablaba de algo su alma se viera condenada. Alguien descubrió que Ariadna estaba embarazada de Neth y ya sabéis que los tres líderes no aprueban la unión entre razas-

-¿Y tú?-preguntó Ian con decisión.

-Nunca le entrené en el arte de la brujería-respondió Ariadna que ocultaba su pecho en el vestido y colocaba su bebé en el hombro para que eructara. El íncubo notó el cambio que habría sufrido el bebé, ahora estaba más crecido pues esa era la velocidad de crecimiento de un inmortal-Siempre creyeron que era hijo nato de mi marido-

-El caso-interrumpió Sam-Mandaron a uno de sus guerreros más fieles a sentenciar al bebé. Nosotros nos interpusimos y fuimos castigados-

-¿Porqué tanta escolta?-preguntó Jake.

-Querían que todo saliera perfecto-respondió Neth-Trajeron a los sangron del mundo oscuro-

-¿Me lo dices o me lo cuentas?-ironizó Emily.

-¿Entonces estás de nuestro lado?-preguntó Ailyn que jugueteaba con el bebé.

-Siempre lo estuve-sonrió Netheril.

-¿Qué hora es?-preguntó Orem.

-Las once-respondió Sam mientras su atención se decantaba en la televisión.

-Asesinato de veinte adolescentes desde hace dos días-hablaba la comentarista mientras la cámara filmaba el bar “La sociedad”-No se han encontrado pruebas de que puede haber sido pero los forenses apuntan que es fruto de algún animal-

-A mi no me miréis-dijo el licántropo con una sonrisa.

-¿Cuánto tiempo tenemos antes del inicio de la conversión?-

-Si no han cambiado los planes-dijo Netheril decidido aunque con miedo a que el sello que había existido durante mucho tiempo en su garganta no se hubiera disipado con éxito- Mañana-

-Perfecto-dijo Ailyn-Estaremos preparados para entonces-

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Apenas faltaban tres cuartos de hora para que el reloj de la catedral marcara las doce. La luna se mantenía oculta tras las nubes pero eso no le importaba no ahora que iba a cobrar su venganza familiar.

Orem se introdujo en la armería. Su potente torso se mantenía desnudo, el bello que existía en sus pectorales le daba una imagen un tanto más robusta. Su mano se pulsó el interruptor que encendía la luz de aquella habitación y sus ojos centellearon al ver tal cantidad de armamento.

No podía exceder su inventario pues todo se vendría abajo si le daba uso a su forma lupina. Observó cada arma mientras su mente cavilaba en su estrategia para la lucha pues conocía suficiente a su enemigo para saber cual podía ser su punto débil, más que nada porque tendrían el mismo.

Se puso lo que parecía ser un guante largo en la mano izquierda. No era un arma pero se encontraba en aquella habitación. Leyó por encima su funcionamiento y sonrió al saber que tenía un punto más a su favor. En la otra mano se puso uno parecido, la diferencia era que el primero tenía pequeños picos de decoración y este no tenía nada.

-Estoy listo-susurró para si mismo eliminando la tentación de coger dos espadas que le llamaban la atención desde una estantería o aquella escopeta con la capacidad de adquirir la función de bazooka.

Apagó la luz y cerró la puerta con sigilo. Se agachó para tomar el chaleco de cuero negro con tribales que se puso con velocidad. Terminó su equitación colgándose el espadón envainado en su espalda.

-¿A dónde vas?-preguntó Hina justo antes de que Orem bajara la trampilla de la puerta del almacén.

Los ojos de la muchacha se mantenían ocultos tras una venda negra. Sam le había dicho que con ella eludiría la apariencia de tener aquella deficiencia visual.

-No te preocupes-dijo él-volveré-

-Voy contigo-

-No-la interrumpió el muchacho con un tono más que severo.

Hina se quedó quieta, aquella voz le era familiar, demasiado familiar. Se giró mientras la trampilla del almacén descendía dejando entrar una brisa que sacudió su cabello liso junto a su flequillo desfilado.

-Tranquila-dijo aquella voz masculina y tan tranquilizadora-Es su lucha, no la nuestra-

-Lo sé Ian-le dijo ella-Solo quería evitar su muerte-

-Ten fe, solo necesita que tengamos esperanza en él-

-Perdí la esperanza hace mucho tiempo-dijo Hina. Por primera vez sus palabras se mantenían envueltas en frialdad-Pero va a ganar, crea o no crea en él-




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