sábado, 27 de marzo de 2010

¿Un final feliz?....

Adultez

-Lo comprendo-dijo aquella hermosa mujer de cabello cobrizo mientras tomaba la mano de Jake-Si lo que no sientes por mí lo sientes por otra persona-

-Gracias Daliana-dijo él a modo de agradecimiento.

-Solo quiero lo mejor para ti-sonrió ella mientras agarraba su vestido para facilitar el caminar por aquellas calles vacías del territorio de los vampiros-No te preocupes por nuestros padres, seguiré con esta farsa-

-Te debo una-dijo él mientras la campana sonaba fijando la hora de la ciudad oscura.

-Más vale que partas ya-dijo ella-Prométeme que no te matarán-

-Lo prometo-

Los labios del vampiro se dirigieron a los de la mujer pero antes de que se pudieran entrelazar entre ellos, ambos fijaron la comisura de los mismos en la mejilla del otro.

La arena del desierto se mantenía tan gris como lo había hecho durante aquellos años. La escasa vegetación permanecía intacta intentando no someterse a la fuerza de aquella pequeña tormenta de arena.

El caballo del color de la nieve galopaba lo más rápido que podía. Sobre sus lomos se mantenía incurvado un hombre de largos cabellos blancos cuya mirada se veía obligada a vigilar sus espaldas de vez en cuando. Las espuelas del hombre azotaron sin piedad el costado del corcel mientras esté emitía un pequeño chillido y comenzaba a avanzar aún más deprisa.

-¿Dónde crees que vas renegado?-susurró la voz de un hombre que ahora se sentaba detrás de él sobre el caballo.

-¿Pero que…?-

De repente aquel hombre de cabello blanquecino se vio obligado a caer a la arena del desierto a causa de un golpe que le proporcionó aquel desconocido.

Jake se incorporó de pie sobre el caballo y proporcionó un salto para caer sobre el traidor. La hoja de su espada se dirigió directamente al cuello y antes de que pudiera introducirse en él sus labios comenzaron a hablar.

-Vivo o muerto vendrás conmigo-

-¡Nunca!-gritó aquel hombre mientras su cuerpo comenzaba a sufrir una serie de cambios físicos hasta llegar a imitar la forma de una araña.

De su boca salió despedida una tela de araña que atrapó al vampiro pegándose en su piel marmolítrea. Los ojos de Jake cambiaron carmesíes justo antes de que aquel hombre-arácnido se abalanzara sobre él.

Aquellos filamentos que hacían función de red cayeron junto a los pedazos de piel que el vampiro había decidido prescindir sin mostrar signos de dolor pero sintiendo como su piel se había desprendido de su cuerpo mostrando su carne.

-Ellos te juzgarán mejor que yo-dijo fríamente mientras su espada surcaba el cuello de aquella criatura y lo obligaba a desprenderlo de su cuerpo.

La cabeza rodó sobre el desierto mientras aquellos cabellos blanquecinos eran sacudidos por el viento que traía motas de arena las cuales no podían evitarse teñirse de rojo al rozar aquel río de sangre.

Jake se colocó dos dedos bajo su lengua para producir un fuerte silbido. Pincho la cabeza con su espada y cogió el cuerpo inerte de aquel hombre entre sus brazos. De repente apareció un corcel de un pelaje negro cuyas crines se mantenían fijadas de punta. El vampiro tomó las riendas después de haber colocado a su víctima y haber guardado la cabeza en una bolsa que colgaba de la montura. Se llevó el dedo impregnado en sangre a la boca para degustar aquel sabor y azotó con frialdad el costado del animal para que este emprendiera un rápido galope a la ciudad de la oscuridad que se situaba lejos de allí.

Sus manos pálidas e inmortales provocaron que las riendas del caballo tiraran para atrás. El corcel se detuvo frente a los dos grandes portones que se colocaban sobre las murallas que rodeaban aquella inmensa ciudad.

-¡¿Quién va?!-dijo la voz de un hombre con ecos fantasmagóricos.

-¡Jake!-gritó el vampiro-¡El caza recompensas!-

-¡Al fin regresas!-dijo de nuevo aquella voz mientras un rostro demoníaco aparecía sobre la pared y miraba al vampiro con superioridad-Dos días fuera, ya se pensaba que te habías convertido en un renegado-

-No tengo razones-comentó él con frialdad mientras aquel rostro sonreía al mismo tiempo que las puertas se abrían y él desaparecía.

El muchacho condujo su corcel hacia una mujer que le aguardaba frente al establo. Jake se deslizó por los lomos el caballo para bajar al suelo mientras el cadáver del arácnido caía de golpe. Sin demorarse sacó la cabeza de la bolsa y la colocó sobre el cuerpo.

-¿A que esperas renegado?-preguntó con frialdad mientras los ojos de aquella cabeza se dirigían a él con desdén-Regenerate-

La piel que había sido seccionada en la cabeza comenzó a unirse al cuerpo de aquel cadáver mientras aquella herida se cerraba y el demonio arácnido era inmovilizado por unas esposas que rodeaban sus muñecas haciéndolas sangrar.

-¡Vamos!-gritó el vampiro mientras le empujaba para que comenzara a ascender la cuesta general de la ciudad de la oscuridad-¡No tengo todo el día!-

Pasaron inadvertidos sobre la entrada y salida de aquellos territorios desconocidos para él. Aquel edificio se encontraba cada vez más cerca justo delante del gran castillo.

La mano blanquecina del muchacho agarró con fuerza aquel metal y comenzó a zarandearlo para que aquella campana emitiera su tintineo en el interior de la casa con la estrella invertida colocad. La madera de aquella puerta se mantenía tallada con dibujos demoníacos, dibujos que demostraban lo crueles que podían ser en aquel mundo. Jake empujó a aquel demonio arácnido al interior del edificio cuando este abrió su puerta.

Ambos caminaron por un pasillo en el cual un par de escobas encantadas lo limpiaban sin descanso. El muchacho se dirigió a la pared donde se encontraban las personas las cuales titutalaban como renegados y pedían una recompensa por capturarles, y quitó la foto de aquel hombre de cabellos blanquecinos.

Posteriormente se bifurcaron hacia la derecha en el pasillo para entrar tras una puerta de metal con picos. Cinco mujeres se mantenían sentadas entorno a una mesa circular con aquella famosa estrella dibujada en todo su esplendor.

-¡Aquí lo tenéis!-anunció mientras con gran fuerza lanzaba a aquel hombre hacia la mesa.

-¡Se llama antes de entrar!-protestó una de ellas la cual tenía el cabello claro y dos grandes ojos verdes.

-¿Quieres discutirlo?-preguntó con ironía mientras sus ojos brillaban rojos y dos colmillos emergían a través de sus labios.

-¡Basta!-gritó una mujer de avanzada edad la cual se levantaba obligando a que la mujer que había intervenido en contra de Jake se sentara-Vampiro, espera fuera-

-Como diga la señora-dijo él con frialdad haciendo una pequeña reverencia.

Jake se giró y salió por la puerta. Se apoyó en la pared y aguardó a que le dieran noticias sobre el ejecutamiento de aquel traidor. Cruzó sus brazos y apoyó una de sus piernas en la pared de piedra negra que poco a poco le iba repugnando más.

La puerta se abrió sola mientras un chirrío le acompañaba. De repente aquel hombre-arácnido salió volando hacia el pasillo y se estampó de golpe contra el suelo. El muchacho lo observó sin mostrar asombro y espero un poco más mientras aquel renegado comenzaba a levantarse con lentitud.

Aquella bruja de cabellos claros y lisos salió al pasillo y observó con unos hermosos ojos verdes a Jake.

-Llévalo a la ígnea-dijo aquella muchacha con una voz aterciopelada mientras su tono de piel resplandecía pálido pero menos que el del vampiro ante aquella tenue luz-Tiene información que sacar antes de su extinción-

-Soy un caza recompensas no un recadero-comentó con frialdad mientras se acercaba a la muchacha tan cerca como para casi rozarla-¿Y mi recompensa?-

-Haz lo que te piden-respondió con sutileza mientras el muchacho observaba como su pupila se expandía por todo el ojo-Y serás recompensado-

De repente una fuerza obligó al muchacho a levitar en el aire y aterrizar sobre el preso. La bruja desapareció tras aquel portazo.

-Ya puedes irte-dijo aquella demonio de cabello largo, castaño y ondulado mientras agarraba al prisionero y le fulminaba con la mirada.

Ignorando sus ansias de enfrentamiento Jake se giró sin decir nada y salió del edificio para encaminarse de nuevo sobre la cuesta principal y entrar en el territorio sexual de la ciudad oscura.

-¿Tienes mucho trabajo?-preguntó el muchacho cuando cerró con sigilo la puerta de metal.

Sus ojos se fijaron en aquel íncubo, su belleza había aumentado mucho más desde la última vez que lo vio, de eso dos días. El vampiro se acercó hacia él ignorando los destellos azules que emergían de aquellas armas y rodeó con sus brazos la cintura de Ian justo en el mismo momento en el que él se giró para observarle.

Apenas pasaron unos segundos cuando aquellos labios comenzaron a contornearse el uno contra el otro, menos aun cuando la lengua de aquel hombre de cabello medio rizado se introdujo en la boca del otro.

-Puedo tomarme un descanso-susurró Ian retomando la danza.

Tampoco trascurrieron unos segundos cuando aquellos dos hombres se despojaron de sus ropas y decidieron divertirse sobre aquella cama para ejecuciones

El tiempo pasó desapercibido cuando Jake decidió volver a su trabajo. No hizo falta el roce para despedirse, tan solo unas palabras de parte del íncubo. energías se compenetraban una vez más.

-Ten cuidado-se despidió el íncubo preocupándose de que el vampiro no fuera descubierto haciendo pellas de su trabajo para descargar su energía sobre el muchacho.

Jake suspiró cuando recibió la cruel noticia de que sus padres habían sido cruelmente asesinados. No tuvo tiempo para derramar ninguna lágrima pues aquellos destellos blanquecinos iniciaron el ataque de los luminosos.

El vampiro saltó justo antes de que aquella esfera de destrucción impactara contra él. Su gran salto hizo que pudiera alcanzar a aquel hombre de grandes alas blancas y desgarrar su cuello con un mordisco.

Poco a poco la oscuridad de la ciudad se estaba viendo sometida a la luz de aquellas criaturas. Fue en aquel momento cuando el hombre caviló sobre su salvación, no quería luchar pues aquel no era su trabajo y no quería perder al único ser en aquel mundo inmerso de oscuridad al cual quería.

Se apresuró de nuevo al edificio de ejecuciones esquivando aquellos ataques aéreos. Por suerte la luz más intensa la utilizaron cuando él estaba rescatando a Ian de una mujer luminosa que le apuntaba con su espada de doble filo.

Se apresuraron a las cuadras de la ciudad esquivando aquellos edificios que se empeñaban en intentar aplastarlos.

-Venga sube-dijo él mientras Ian se subía en el caballo de color negro que antes le había servido de ayuda en su misión.

-Será mejor que volvamos cuando todo esto acabe-dijo Jake mientras azotaba los costaos del corcel y este cabalgaba a gran velocidad esquivando aquella guerra que mantenía su lugar frente a las gran murallas donde los licántropos protegían a toda costa la ciudad.



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