martes, 30 de marzo de 2010

Descubriendo la verdad. Obsesionada

-Daliana ya basta-dijo el vampiro con frialdad mientras dirigía el cañón de una de sus berettas hacía aquella mujer de cabello largo y pelirrojo.

Los ojos de aquella dama se fijaron en él. Entonces tornaron carmesíes mientras unas lágrimas surgían se deslizaban por sus mofletes contrayendo aquel rostro un tanto lamentable. Aquella mujer de cabello rojizo no soltó el cuello de la bruja, tan solo se limitó a apretarlo más.

El dedo de Jake se deslizó sobre el gatillo mientras lo apretaba y producía un fuerte estallido que hacía que aquella bala surcara el viento a una gran velocidad. Se introdujo sin reparo en la muñeca de aquella dama de largos cabellos mientras sus nervios se veían obligados a soltar a la bruja encerrada en el cuerpo de aquella adolescente.

Ailyn cayó al suelo, inconsciente, no podía abrir sus ojos peor al menos el oxígeno circulaba ahora por aquel sistema respiratorio. La mujer de piel blanquecina y belleza implacable le miró. Su rostro ahora era verdaderamente aterrador, contraído con furia mientras aquella bala salía de su muñeca dejando que su herida se regenerara sin esfuerzo.

-Entonces es cierto,…-susurró la mujer mientras llevaba sus manos a la espalda.

El vampiro no pudo verlo pero una espada surgió de la nada, como si se tratara de un hechizo. Cuando aquella pelirroja colocó su espada al frente el muchacho pudo observar como un signo extraño compuesto por letras en forma circular centelleaba intenso.

Aquella espada era larga y muy fina. En su empuñadura se podía ver lo que parecía ser un protector, se podría decir que era una espada al más puro estilo esgrima.

-Eres uno de los renegados-comentó la muchacha llevando el filo de su espada hacia él.

-¿Vas a matarme Daliana?-ironizó.

-Llevo esperando este momento mucho tiempo-

De repente aquella mujer se abalanzó sobre aquel muchacho haciendo emerger sus largos colmillos. En un movimiento de acto reflejo Jake accionó dos botones de sus berettas y estas sacaron dos afiladas hojas circulares en su parte superior. Cruzó sus brazos y bloqueó la estocada.

Antes de que pudiera hacer nada la muchacha le profirió otra estocada manchando la hoja de su espada larga de una sangre roja intensa. Daliana se alejó con un gran salto, su vestido se agitó sin poder mostrar nada pues los pantalones ajustados que existían debajo evitaba que ocurriera aquella clase de altercados.

Su dedo aparentemente delicado recorrió la punta de su espada para impregnarse de sangre. Después llevó aquel dedo a su boca y comenzó a saborear con sumo gusto la sangre del muchacho.

Jake había eludido aquella habilidad que tenían los vampiros por naturaleza. Claro que eran fuertes, rápidos, ágiles,… pero también tenían lo que se llamaba memoria de sangre. Una habilidad que les permitía ver todos los recuerdos de una persona a través del sabor de su sangre. Nunca le gustó indagar por lo que decidió eludir aquella habilidad y mantenerla en lo más oculto de sus cualidades.

Ahora sabía que era lo que la mente de Daliana cavilaba, mostraba cada recuerdo de su vida, cada instante que había vivido, cada palabra que había dicho, cada pensamiento,…


-¡¿Qué?!-reaccionó la vampira mientras aquellas imágenes terminaban-¡Ella no es!-



El muchacho llevó el cañón de sus pistolas hacía la muchacha y comenzó a disparar mientras ella esquivaba cada una de las balas. Su velocidad no era suficiente como para advertir la dirección de los proyectiles pero eso no era un problema pues utilizaba su arma para protegerse de las que si iban hacía ella.

Ambos seres inmortales de piel blanquecina se abalanzaron el uno hacia el otro. Las hojas de aquellas armas surcaron el costado del oponente mientras aquellos dos vampiros se separaban finalizando en una posición de espaldas al enemigo.

Rápidamente Jake llevó la hoja de su beretta a la punta de su lengua. Necesitaba saber que era lo que aquella mujer había descubierto, necesitaba saber que planeaban sus enemigos en contra de ellos.

Aquel sabor era delicioso, su fragancia embriagaba aquel paladar introduciéndose con descaro a través de la garganta. El mucho cedió sus párpados durante una milésima de segundo y entonces descubrió aquel que le impactó aun más que cualquier estrategia enemiga.

***

-¡Hola Daliana!-saludó la voz de un hombre que vestía de traje y caminaba por aquel pasillo cuyos azulejos reflejaban el mobiliario de la casa pero no a sus habitantes.

-Buenas tardes Señor-saludó ella elegantemente sosteniendo la falda de aquel vestido blanco con la punta de sus dedos.

La vampira parecía verdaderamente una novia que estaba dispuesta a casarse. Un vestido prescindía de tirantes mostrando un escote tan sensual como elegante. Sus zapatos hermosamente del mismo color producían un suave tintineo sobre aquel suelo mientras su cabello recogido dejaba caer un velo sobre su rostro.

-Tiene que disculparme-dijo ella con suavidad.

-¿A que es debido este vestido?-preguntó aquel hombre con educación-¿Acaso te lo probabas?-

-Acudía a la ceremonia-respondió ella que se acercaba elegantemente.

El rostro de aquel hombre se contrajo dubitativo. No sabía de qué se trataba aquella broma pues su hijo no había regresado para dar comienzo a su boda con aquella bella vampira tan unida a la familia.

De repente la silueta de aquella muchacha pasó fugaz frente a sus ojos. No pudo advertirla e incluso le costaba asumir el que ella arrancara de cuajo aquel pedazo de su cuello y comenzara a dejar que su sangre saliera con velocidad tiñendo aquel suelo de rojo.

Aquellos azulejos no fueron los únicos que se salpicaron con aquellas gotas granates pues aquel vestido blanco recién estrenado ahora mostraba con desdén aquellas gotas.

-¿Daliana?-preguntó la voz de una mujer que caminaba cubierta por un vestido brillante y negro observando aquella imagen atroz-¿Qué ha ocurrido?-

-El pobre ha muerto-fingió con un falso lamento.

Aquella mujer tampoco pudo advertir el ataque de su más fiel confesora. La vampira también arrancó un pedazo de su cuello para luego lanzarse hacía ella y acabar la faena golpeando su rostro con furia sin importarle manchar aun más el traje.

-Si yo no puedo quererlo entonces nadie lo hará-susurraron sus labios mientras la ciudad se veía envuelta en grandes estallidos.

De repente la puerta salió disparada mostrando una silueta alada cuyos ojos resplandecían blancos e inexpresivos. Daliana se levantó y se alejó de aquella silueta retrocediendo frente a ella y ascendiendo por las escaleras. Segundos después aquella habitación se vio inundada de vampiros, tanto criados como nobles.

-¡Ha asesinado a los Señores!-gritó ella de nuevo con aquel falso lamento-¡Acabar con él!-

El momento había sido inoportuno pero podía beneficiarse de él. Ahora nadie pensaría que la vampira más fiel de la casa asesinara a los que habían hecho tanto de padres como los suyos propios.

***

Jake levantó aquellos párpados que ahora mostraban unos ojos conmocionados. Aquellos recuerdos que ahora expiraban de su mente eran más dolorosos que un puñal clavado en su corazón.

El muchacho suspiró cuando golpeó sus muñecas y sus pistolas en un mismo tiempo para enganchar las cadenas de “Las Prisioneras” a las de sus dos muñequeras.

-¿Porqué lo hiciste?-preguntó mientras se giraba para mirarla a la cara.

-No puedo permitir que la gente te quiera-respondió aquella mujer de cabellos rojos mientras se colocaba en posición de ataque-No si yo no puedo hacerlo-

-Patética-dijo él con frialdad-Siempre fuiste patética-

-Dímelo cuando estés a punto de morir-

La mujer se abalanzó de nuevo hacia el muchacho. Primero Jake comenzó a disparar sabiendo a la perfección que las balas no la darían. Luego dejó caer los cargadores y se alejó de allí mientras Daliana se colocaba en su posición anterior. Entonces los cargadores estallaron alcanzando de lleno a aquella vampira que ahora salía despedida por los aires hacía él.

El muchacho colocó las pistolas del revés y comenzó a girar sobre si mismo mientras las hojas de sus armas giraban junto a él. Cuando Daliana llegó recibió un gran impacto con las cuchillas.

La mujer comenzó a alejarse de él haciendo una serie de volteretas que producían que su sangre salpicara el pasillo. La espada desapareció de repente y con ella el destello de aquellas letras.

-Si no puedo matarte-dijo mientras miraba hacia todos los lados mientras sus ojos centelleaban más rojos que antes-Le mataré a él-

Daliana salió corriendo a gran velocidad. Sintiendo el peligro que podía llegar a correr el íncubo, Jake la persiguió. No lograba entender lo que estaba pasando, ella se lo había tomado bien cuando hablaron hace mucho tiempo, pero parecía que aquella mujer le echaba en falta cuando él no estuvo a su lado.

-¿Qué solucionarás con eso?-preguntó Jake mientras aquella mujer se alejaba cada vez más.

-¡Quiero que sientas mi dolor!-respondió-¡Quiero que pierdas a tu amado!-

La mente del vampiro caviló. Ahora se imaginaba el cadáver de Ian expulsando su última sonrisa. No podía permitirlo, ni ahora, ni nunca.
Empuñó con fuerza aquellas pistolas y las lanzó hacia el frente. Sintió como las cadenas se extendían cada vez más y antes de que pudiera darse cuenta la cabeza de su enemiga salía volando por los aires. Su corazón había hecho que su fuerza aumentara por segundos, su venganza ya había sido cobrada.

***

-Allí no necesitarás esconderte-dijo aquella mujer de cabello rubio y moreno mientras le dejaba pasar para cruzar el portal-No pondrán fronteras a tus decisiones-






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