miércoles, 17 de febrero de 2010

A veces la mentira es la salida más rápida

La decisión fue clara. No les quedó más remedio que vestirse con ropa extravagante. Las cadenas descendían desde el pantalón de los muchachos mientras ellas lucían guantes y medias de redecilla.

-¿Estás seguro de que me queda bien?-preguntó Ian mientras se apartaba parte del cabello alisado de encima de su ojo izquierdo.

-Sí-dijo Jake cuyo flequillo tapaba su ojo derecho y se despeinaba en la parte trasera de su cabeza.

-A mi esto me gusta-añadió Orem mientras observaba su collera de cuero y pinchos ligeramente apretada.

-Tenéis que ser más oscuros-dijo Ailyn que se encontraba junto a las chicas justo detrás de ellos.

-Recuérdame que las faldas no me gustan-le susurró Emily a la otra demonio mientras intentaba estirar una minifalda negra cuya terminación era acompañada por unas medias de redecilla.

-Las faldas no te gustan-le dijo Hina mientras acariciaba sus pantalones de cuero ajustados introducidos en una botas de militar.

-Nos van a pillar-comentó Jake-¿Lo conseguiste Ian?-

-Claro que lo conseguí-respondió él sonriente mientras ascendían por las escaleras de la Gran Vía-Nadie puede resistirse a mis encantos-

-Ya está con lo de su “sexapeal”-dijo con retintín Emily mientras su reflejo le hacía sonreír. Su rostro se mantenía esforzadamente pálido mientras tanto sus ojos como sus labios resaltaban negros.

-Bueno-suspiró Hina mientras caminaban por el interior de una calle que mostraba una carretera al final. Exactamente la misma calle que la ígnea y el incubo pisaron antes de descubrir el lugar-Ha llegado el momento de actuar-

-Yo llevo actuando desde que salimos de la guarida-susurró Ian mientras sus ojos se fijaban a un portero sumamente hinchado pro la presión de sus músculos. Aquel hombre era alto, su estilo de vestir se basaba en el cuero negro y en los picos, en la parte derecha de su cuello se podía observar como se mantenía tatuada la siguiente frase.

“The death should not be your worse enemy”

Que se podría traducir al castellano como “La muerte no debería ser tu peor enemigo”

-Que imponente-susurró Jake mientras cruzaban la carretera para ascender aquella cuesta hasta llegar a la puerta del local.

De repente la actitud de aquel grupo de adolescentes se inundó en frialdad. Pasaron sin decir nada frente al portero y poco a poco se fueron introduciendo en el local llamado “La Sociedad”.

-Espera-detuvo la mano del portero a Hina.

-¿Qué pasa?-preguntó ella con frialdad reteniéndose de no estallas a reír.

El hombre cerró los ojos y aspiró una gran bocanada de aire por la nariz como si intentará identificar el orlo de la muchacha. Sus ojos se abrieron mientras su cara se contraía en confusión.

-Puedes pasar-dijo severo mientras la muchacha entraba victoriosa.

La música rebotaba por las paredes del local. Era complejo, no había mucho que mereciera una descripción detallada pero no está de más apuntarlo.
Una tarima se levantaba a la derecha con un grupo de sillas y mesas negras. Un futbolín se mantenía en el recoveco más oscuro de lugar acompañado por una figura esquelética representativa de la muerte. Una máquina de dardos de frente y la barra que ocupaba gran parte del establecimiento. Una puerta se mantenía casi oculta tras una pared, no era más que la puerta de los aseos.

-¿Qué ha pasado?-le dijo Emily mientras su aliento rozaba con sutileza su oreja para que pudiera oírla ya que la música era estrepitosa.

-El demonio rastreador de la puerta-explicó ella-Creyó haber olido mi fragancia demoníaca-

-No sonrías-dijo la otra muchacha-Ha faltado poco y lo sabes-

Justo en el mismo momento en el que Hina sonrió se vio obligada a ocultar su sonrisa entre sus labios, asentir con la cabeza y bailar la música que a gran parte de sus compañeros le agradaba.

-Hola-dijo la voz de una muchacha dirigiéndose a Orem.

-Hola-sonrió él.

-Estamos haciendo una entrevista-dijo ella-¿Quieres participar?-

-¡Vale!-dijo el un tanto efusivo abandonando por un momento su faceta fría.

-¿Grupos favoritos?-preguntó ella.

-Mago de Oz, Evanescence, Within Temptation…-

-Con eso me vale-

-¿Cuánto podrías gastarte en accesorios de este tipo?-

-Ochenta euros-respondió él diciendo la primera cifra que le vino a la cabeza.

La muchacha siguió preguntando mientras los ojos de Ailyn se centraban en la puerta de acceso donde ahora acababan de entrar un grupo de personas cuyos cuerpos se mantenían ocultos por largas chaquetas de cuero negro. Se giró hacia uno de los mortales que bailaban junto a ella y tomó su mano para mirar el reloj, apenas quedaban quince minutos para que llegaran las doce.

-Las doce menos cuarto-dijo el muchacho con frialdad.

-Lo sé-respondió ella mientras soltaba el brazo y miraba a Orem para guiñarle un ojo.

El muchacho se vio abrumado por la cantidad interminable de preguntas que le asaltaban. No tuvo otra forma de salir de aquella prisión, no pudo hacer otra cosa que dejar que su instinto masculino recayera sobre aquella joven. Comenzó a besarla mientras ella se dejaba gustosamente.

-Ian te estás meando-le dijo Jake al muchacho cuando recibió el guiño de Emily.

-¿Qué dices?-preguntó el mientras se le acercaba-Si los demonios no tenemos ese tipo de necesidades-

-¡Dios!-gritó Jake-¡Te estás meando!-le dijo mientras le guiñaba el ojo.

-¡Ah!-dijo él-Tienes razón-

El incubo esquivó a los mortales para llegar al cuarto de baño. Un pasillo sumamente corto le conducía hasta el cuarto de baño masculino, justo después del femenino. Cerró la puerta de acceso y se miró al espejo y encendió el grifo. Introdujo su cabeza bajo el chorro frío de agua y dejo que su cabello se rizara de nuevo. Cuando terminó se introdujo aun mojado en la habitación del W.C y la cerró echando el cerrojo segundos después.

Hizo descender la tapa del inodoro para subirse sobre ella y dejar que sus ojos se fijaran en la reja que ocultaba el conducto del aire. La quitó sin esfuerzo alguno y se sostuvo en el aire con una mano para introducir la otra en el interior. Su mano tactaron una serie de objetos hasta que se detuvo en los que quería, él sabía a la perfección como estaban colocados pues había sido él el que los había dejado.

Se dejó caer sobre el suelo y comenzó a colocarse sus armas. Un cinturón repleto de dagas arrojadizas y dos cuchillos al más puro estilo sai.

-Ya está Emily-dijo Ailyn observando las velas que habían sido repartidas por todo el establecimiento sin que nadie se enterara-Tienes una bajo la máquina de dardos. Otra en el reposa vasos de la pared a tu izquierda. La tercera esta junto a la puerta y la cuarta bajo el taburete de la barra-

-Las veo-verificó ella mientras su mirada se había movido acompañada de las palabras de su compañera-¿Las enciendo?-

-Espera-dijo la bruja mientras Hina se introducía por la puerta de los aseos en cuyo interior esperaba hiperactivo su compañero-Necesitamos otro que nos asegure que nadie me va a interrumpir-





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