domingo, 28 de febrero de 2010

Las complicaciones afloran en la piel

-¡Mueres!-protestó Ailyn mientras el ritual terminaba.

-¿Puedes mirarme por favor?-preguntó Hina en tono de preocupación-¿Quiero verme?-

La bruja se giró para observar a su compañera. Sus ojos ahora se mantenían apagados, no podía ver nada al menos con ellos. El hechizo había funcionado, ahora Hina podía ver lo que Ailyn miraba.

-Qué bien me queda el traje-dijo la muchacha intentando animarse a si misma.

-Tranquila encontraremos a esa zorra y acabaremos con ella-comentó Orem mientras la abrazaba- Te lo prometo-

El grupo comenzó a caminar, se introdujeron por el marco de la puerta donde horas antes cuatro de ellos habían pisado unas minas anti-persona.

-¿Hola?-dijo Ian al ver que la sala se mantenía vacía.

-Vayamos al salón-sugirió Jake-Esas criaturas no estaban aquí por nada-

-¡¿Habéis sentido eso?!-preguntó el licántropo un tanto alarmado. Sus sentidos se habían percatado de algo de lo que sus compañeros ni si quiera se habían inmutado.

-¿Qué dices?-preguntó la demonio ígnea.

-¡Apartaos!-gritó de nuevo el muchacho mientras sus compañeros se separaban.

De repente una bola gigante de picos atravesó la pared pasó desapercibida sobre la posición en la que se habían encontrado y se estampó contra la pared de enfrente. Segundos después de que la cadena que impedía que la bola de picos se alejara demasiado se extendiera una gigantesca criatura apareció en la sala destrozando la pared con su silueta.

La apariencia era ligeramente similar al de un humano. Su tamaño era enorme pues el techo de apenas unos cinco metros de altura le rozaba la cabeza. Su envergadura era enorme, su cuerpo extremadamente musculoso tenía un tono grisáceo de piel mientras aquellos ojos negros recorrían enloquecidos cada recoveco de la habitación.

-¡Dios que es eso!-gritó Hina cuando los ojos de Ailyn se fijaron en aquella criatura que dejaba caer saliva por un lateral de su boca.

-Se le llamaba sangron-dijo la bruja mientras desenvainaba su espada cuyo ojo miraba con repugnancia a su próximo enemigo-Eran criaturas oscuras cuyo trabajo siempre elaboraban a cambio de comida-

-Que interesante-dijo la demonio segundos antes de que ambas elaboraran una pirueta aérea para esquivar la bola de picos que se dirigía a ellas.

Aquel sangron era rápido, lanzaba y recogía la bola antes de que nadie pudiera atacarle. Los muchachos se veían obligados a esquivar continuamente aquellos ataques pues cuando intentaban acercarse aquella bola les obligaba a retroceder sobre sus pasos.

-¡Formación tres!-gritó Orem que esquivaba el regreso de la bola.

Ian comenzó a correr hacia él, su velocidad era intensamente más eficaz que la del resto de sus compañeros. La bola se dirigía hacia él y si no hacía nada acabaría atravesado por aquellos picos. Sus pies profirieron un gran salto mientras su cuerpo giraba sobre si mismo a modo de vuelta aérea. Comenzó a correr sobre la cadena y cuando llegó al final de esta saltó de nuevo al mismo tiempo que unas hojas afiladas emergían de los laterales exteriores de sus protectores. Con gran velocidad comenzó a atacar el torso de su enemigo con elegantes movimientos de brazos y divertidas piruetas. El brazo del sangron se dirigió hacia él justo después de que profiriera una vuelta hacia atrás haciendo una gran incisión con la hoja de una de sus botas. El íncubo salió despedido por los aires habiendo firmado con sutileza sobre el torso sangrante de su enemigo.

Las pistolas plateadas del vampiro giraron al mismo tiempo que él elaboraba una vuelta lateral aérea para esquivar la cadena que pasaba debajo de él. Rápidamente los cargadores de ambas armas llegaron a su fin dejando pequeños agujeros en el torso de su enemigo. Una vez más dejó caer las pistolas sostenidas por las cadenas enganchadas a sus muñequeras, tomó los cargadores y los lanzó haciendo que su explosión alcanzara a su enemigo en el momento justo. La bola se dirigió hacia él, las hojas de sus pistolas emergieron con velocidad mientras aquellas cadenas se extendían inmensamente. Las hojas se clavaron en el techo de la habitación arrastrando a Jake por los aires e impulsándolo en el aire para esquivar el ataque de su enemigo y llegar hasta él con velocidad. Las berettas volvieron a sus manos en el momento justo en el que el vampiro comenzó a cortar su rostro. El sangron escupió a Jake provocando que el impacto lo alejara fuertemente de él.
Las alas de “La Poseída” se batían una y otra vez mientras Ailyn pasaba sobre su compañero que acababa de ser eliminado. Sus labios comenzaron a conjurar al mismo tiempo que la piel de su enemigo tornaba verdosa. La muchacha se posó en su hombro derecho clavando la aguja de sus tacones para adherirse más a él. Comenzó a cortar el perfil de su rostro mientras aquella espada se imbuía de oscuridad. En aquel momento la bruja introdujo su espada en el rostro de su enemigo haciendo que aquella tez tornada verdosa y enferma comenzara a ser marcada por una energía oscura y mortal. Dos enormes dedos tomaron a la muchacha y la lanzaron hacia atrás acompañado de un chillido femenino un tanto ensordecedor.

Su brazo se cubrió de roca al mismo tiempo que uno de aquellos picos le rozaban cuando se dispuso a saltarlo. Orem corrió hacia su enemigo que se mantenía ocupado con su compañera. Se deslizó por debajo de sus pies antes de que estos le aplastaran y elaboró unas fuertes estocadas sobre ellos. De repente parte de aquellos grandes pies tornaron marrones y cuando sintieron que el peso de todo el sangron se posaba sobre ellos, estos se trasformaron en arena y se esparcieron por el suelo. El monstruo cayó al suelo mientras las incisiones que habían provocado sus otros dos compañeros caían bajo la merced de la maldición de la bruja. De repente unos tentáculos emergieron de los pies amputados de aquella criatura y tomaron a Orem para alejarlo de él.

El sangron se levantó con ayuda de sus brazos justo en el momento en el cual Emily se dirigía a atacarle. “La Escupe fuego” comenzó a eliminar cada uno de los dedos de aquella inmensa mano mientras su hoja tornaba ardiente. La demonio ígnea escaló por aquel brazo verrugoso y se colocó en el lugar idóneo en el cual el brazo se unía al resto del cuerpo. Las llamas emergieron de la hoja mientras el brazo se fundía y era amputado. A aquel sangron no le quedaba mucho tiempo de vida.

Dos criaturas de enorme tamaño aparecieron a través de la pared. Les había costado acabar con uno para ahora enfrentarse a dos y medio. Emily suspiró justo antes de que la cabeza de su enemigo la golpeara.

Los otros cuatro sentidos se mantenían completamente activos. Hina logró esquivar la bola aun así sin verla, tan solo sintiendo el ataque. Dejó que su espada rozara las cadenas de aquel arma para que así estas perdieran la noción del tiempo y permanecieran paralizadas. El sangron no tenía arma con la que atacar. Se apresuró hacia su atacante. Se acercó a él e introdujo su espada por sus pies minutos antes de que el otro sangron le golpeara con su bola de picos. La demonio surcó el viento y se chocó con la pared siendo clavada por los picos de aquella bola.

-¡Mierda!-maldijo Jake mientras sus pistolas se centraban en los dos nuevos enemigos-¡Orem!-


-¡Estoy pensando!-gritó el muchacho cuya espada se mantenía posada en el suelo boca abajo mientras se apoyaba en ella y cerraba sus ojos.

-¡Date prisa!-suplicó Ian que esquivaba dos bolas de pinchos que chocaban la una contra la otra.

La situación era complicada. Dos de los enemigos habían sido “limitados. El primero se mantenía en el suelo apoyado en el único brazo que le quedaba mientras sus ataques cuerpo a cuerpo golpeaban a quien quiera que se acercara. El segundo tenía los pies paralizados y no podía moverse simplemente atacar con su gran bola de picos y el tercero no había recibido ningún daño.



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